REPORTAJES
El vacío que arde: un territorio a merced del fuego
Ocurre todos los años. El fuego asedia la aldea con una voracidad nunca vista. Sin gente, el vacío también puede ser un polvorín.

Maruja Rodríguez, de 76 años, vecina de la localidad de Toubes (Ourense), frente a las llamas de un incendio forestal en agosto de 2013. (Foto: Brais Lorenzo)

MANOLO BROA
Texto

CLÁUDIA MORÁN
Texto

BRAIS LORENZO
Fotografías
Ocurre todos los años. El fuego asedia la aldea con una voracidad nunca vista. El entorno, antes una extensión de las viviendas, está hoy tan abandonado como la mayoría de los hogares. La vegetación densa y descuidada se convierte en un combustible imparable que, en pocos minutos, amenaza con arrasar el lugar donde transcurrió la vida de varias generaciones. Más allá, kilómetros de monte parecen esperar, en silencio, a que una chispa los haga estallar sin control. Sin gente, el vacío también puede convertirse en un polvorín.